jueves, 13 de diciembre de 2007

EL MENSAJE DE ROMANOS - JOHN STOTT - ENSAYO PRELIMINAR

La Carta de Pablo a los Romanos es una especie de Manifiesto Cristiano. Con toda seguridad, ella es también una Carta cuyo contenido fue determinado por situaciones particulares en las cuales el apóstol y los Romanos se encontraron al mismo tiempo. Sin embargo permanece como un Manifiesto Eterno, un Manifiesto de Libertad a través de Jesucristo. Es la más completa, la más pura y la más grande declaración del Evangelio en el Nuevo Testamento.
Su mensaje no es “ que el hombre había nacido libre y que en todas partes está encadenado” como Rousseau lo expresó al comienzo de “El Contrato Social” (1762); es más bien que los seres humanos somos nacidos en pecado y en esclavitud pero que Cristo Jesús vino para librarnos. Porque aquí están desplegadas las Buenas Nuevas de libertad, libertad de la Santa Ira de Dios sobre todos los impíos, libertad de la alienación hacia la reconciliación, libertad de la condenación de la Ley de Dios, libertad desde lo que Malcolm Muggeridge llamó “el pequeño y oscuro calabozo de nuestro propio ego”, libertad del temor a la muerte, libertad – un día – de la decadencia de la gimiente creación hacia la gloriosa libertad de los hijos de Dios y mientras tanto la libertad de los conflictos étnicos en la familia de Dios y libertad para darnos el amoroso servicio a Dios y a otros.
No es sorprendente que la Iglesia en cada generación ha conocido la importancia de Romanos, ni menos en el tiempo de la Reforma. Lutero la llamó...”realmente la parte más importante del Nuevo Testamento y...verdaderamente el más puro Evangelio”. El continuó: “Es digno no solamente que cada Cristiano lo conociera palabra por palabra sino que también se ocupara de la Carta, cada día, como el pan diario para su alma”.
Calvino escribió similarmente, declarando que “ si hemos logrado un verdadero entendimiento de esta Epístola, tenemos una puerta abierta a los más profundos tesoros de la Escritura”.
La misma apreciación de Romanos fue expresada por los reformadores británicos. William Tyndale, por ejemplo, el padre de la traducción de La Biblia al Inglés, en su prólogo a Romanos, la describió como “la principal y más excelente parte del Nuevo Testamento, y el más puro Euangelion, es decir Buenas Nuevas...y también una luz y un camino para entrar a toda la Escritura”. El, además, animaba a sus lectores a aprenderla de corazón. Porque les aseguraba a ellos, “ ella es la más estudiada, es la más fácil, las más masticada, la más placentera”.
1) La Influencia de La Carta
Varios notables líderes de Iglesias han testificado, en diferentes siglos, el impacto que Romanos ha hecho sobre sus vidas, en algunos significando su conversión. Menciono a cinco de ellos con el objeto de animarnos a que tomemos nuestro estudio seriamente.
Aurelius Augustinus, conocido por el mundo como Agustín de Hippona, destinado para llegar a ser el más grande Padre Latino de la primera iglesia; nació en una pequeña hacienda en lo que ahora se conoce como Argelia. Durante su turbulenta juventud él era tanto esclavo de sus pasiones sexuales como objeto de las oraciones de su madre Mónica. Como profesor de Literatura y de Retórica él se movió sucesivamente hacia Cartago, Roma y después Milán donde sintió el encanto de las predicaciones del Obispo Ambrosio. Fue durante el verano del año 386, cuando tenía 30 años de edad, que salió al jardín de su alojamiento buscando estar solo. “El tumulto de mi corazón me afectó en el jardín”, escribiría más tarde en sus Confesiones, “donde nadie podía interferir con la ardiente batalla conmigo mismo en la cual me había metido...estaba enredado y revolviéndome en mis cadenas...me lancé sobre mis rodillas bajo cierta higuera y dejé que mis lágrimas fluyeran libremente”:
Repentinamente escuché una voz desde la casa vecina, cantando, como si fuera un niño o una niña...diciendo y repitiendo una y otra vez “Toma y lee...toma y lee...Interpreté eso solamente como un mandato divino para mí, para abrir el libro y leer el primer capítulo que pudiera encontrar...Así que, regresé apurado al lugar donde había puesto en el suelo el libro del apóstol que tenía. Lo tomé, lo abrí y en silencio leí el primer pasaje sobre el que mis ojos se posaron: “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias ni en lascivias, no en contiendas ni envidias, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”(Romanos l3:l3,l4)...Y no necesité, ni desee leer más. Enseguida, con las últimas palabras de ésta sentencia, fue como si una luz de alivio de toda ansiedad fluyó en mi corazón. Todas las sombras de duda fueron disipadas.
En 1515 otro profesor fue sobrepasado por una crisis espiritual similar. Como todos en la cristiandad medieval, Martín Lutero había sido traído al temor del Señor, a la muerte, al juicio y al infierno. Porque el más seguro camino para ganar el cielo (se pensaba) era llegar a ser un monje, en l505 a la edad de 21 años entró al Claustro Agustino en Erfuhrt, donde oraba y ayunaba, algunas veces por varios días y adoptaba otras austeridades extremas. “Yo era un buen monje”, escribió más tarde. “Si alguna vez un monje ganara el cielo por sus monjerías, ese sería yo”.
“Lutero probó cada recurso del Catolicismo contemporáneo para mitigar la angustia de un espíritu enajenado de Dios. Pero nada pacificaba, aún, su atormentada conciencia. Habiendo sido nombrado por el Profesor de Biblia de la Universidad de Wittemberg, estudió y expuso primero los Salmos (1513-1515) y después Romanos (1515-1516). Al principio él estaba enojado con Dios, confesó más tarde, porque Dios le parecía a él más un juez terrorífico que un salvador misericordioso. ¿Dónde podría encontrar un Dios de gracia?. ¿Qué quería significar Pablo en Romanos 1:17 cuando estableció que la justicia de Dios fue revelada en el Evangelio?. Lutero cuenta cómo su dilema fue resuelto:
Yo había deseado, por mucho tiempo, entender la Carta de Pablo a los Romanos y nada permanecía en el camino, sino la expresión “la Justicia de Dios” porque la tomaba como significando que la justicia con la cual Dios es justo y actúa rectamente es castigando al injusto... Día y noche la frase me machacaba hasta que...yo comprendí, capté la verdad de que la justicia de Dios es esa justicia, por la cual, a través de la gracia y de la misericordia EL nos justifica por la fe. Más encima me sentí renacer y pasar a través de las puertas y entrar al Paraíso. Toda la Escritura tomó un nuevo significado y si antes la “justicia de Dios” me había llenado de odio, ahora ella llegaba a ser inexplicablemente dulce para mí en el amor más grande. Este pasaje de Pablo llegó a ser para mí, puente hacia el cielo”.
Unos 200 años más tarde fue la propia visión que Dios dio a Lutero, en la verdad de la salvación por gracia a través de la fe, la que produjo una similar iluminación en John Wesley. Su hermano menor Carlos con algunos amigos de Oxford había fundado lo que vino a ser llamado con el apodo...”El Club Santo” y en Noviembre de 1729 Juan se unió a él y llegó a ser su conocido líder. Sus miembros se comprometían en estudios sagrados, auto-examen, ejercicios religiosos públicos y privados y actividades filantrópicas, aparentemente, esperando ganar la salvación por tales buenas obras.
Después en 1735 los hermanos Wesley navegaron a Georgia como Capellanes para los colonos y para los misioneros a las Indias. Dos años más tarde ellos volvieron profundamente desilusionados, lo que era mitigado, solamente, por la admirable piedad y fe de algunos Moravos. Después el 24 de Mayo de 1738, durante una reunión de Moravos en Aldersgate Street, Londres- a la cual John Wesley había ido “ de muy mala gana”, él se tornó desde su auto-confianza a su fe en Cristo. Alguien estaba leyendo el Prefacio a ...Romanos, de Lutero. Wesley escribió en su diario:
Casi un cuarto para las nueve, mientras estaba describiendo el camino que Dios produce en el corazón a través de la fe en Cristo, yo sentí mi corazón extraordinariamente cálido. Sentí que confiaba en Cristo, sólo en Cristo para mi salvación; y una seguridad me fue dada que EL había llevado mis pecados, aún míos, y me había salvado de la ley del pecado y de la muerte.
Viniendo ahora a nuestra era, otros dos hermanos, líderes cristianos, pueden ser mencionados. Ambos eran europeos, uno rumano y el otro suizo. Ambos eran clérigos, uno ortodoxo y el otro protestante. Ambos nacieron en la década de los 1880s, aunque nunca se encontraron y puede que nunca se escucharon el uno al otro. Aún, a pesar de sus diferentes países, culturas e iglesias, ambos fueron transformados por sus estudios de Romanos. Me refiero a Dumitru Cornilescu y a Karl Barth.
Mientras estudiaba en el Seminario Teológico Ortodoxo, en Bucarest, Dumitru Cornilescu anhelaba experimentar una realidad espiritual más grande y más profunda. Durante sus estudios fue introducido a algunos libros por autores evangélicos, los cuales lo condujeron a la Biblia. Así que decidió traducir la Biblia al Rumano moderno, comenzando su trabajo en 1916 y casi 6 años más tarde lo terminó. A través de sus estudios de Romanos él llegó a creer verdades que anteriormente no le eran familiares y aún inaceptables:
Que “no hay justo ni aún uno”(3:10), que “todos pecaron”(3:23), que “la paga del pecado es muerte”(6:23) y que los pecadores pueden ser “Justificados libremente”a través de Cristo (3:24), “porque Dios lo presentó a El (Cristo)como su sacrificio de expiación a través de la fe en su sangre”(3:25).
A través de éstos y otros textos de Romanos llegó a ver que Dios a través de Cristo había hecho todo lo necesario para nuestra salvación. “Yo tomé este perdón para mi mismo”...dijo él...”Acepté a Cristo como mi salvador viviente. ‘Desde ese punto de vista’...escribe Paul Negrut, ‘Cornilescu estaba seguro que pertenecía a Dios; y que era una nueva persona’. Su traducción, publicada en 1921, llegó a ser el texto modelo de la Sociedad Bíblica. Pero él mismo fue exiliado por el Patriarca Ortodoxo en 1923 y murió años más tarde en Suiza.
Suiza fue también el hogar de Karl Barth. Durante sus estudios teológicos antes de la Guerra llegó a estar bajo la influencia de algunos estudiosos liberales de esos días y compartía el utópico sueño de ellos del progreso humano y del cambio social. Pero la terrorífica carnicería de la bestialidad de la Primera Guerra Mundial, y sus reflexiones sobre el mensaje de Romanos, fueron una suficiente combinación para hacer pedazos las ilusiones del optimismo liberal.
Aún mientras escribía su exposición, él dijo “ que ello requería muy poca imaginación al escuchar el sonido de los cañones explotando lejos en el Norte”.
La publicación de la primera edición de sus comentarios en 1918 marcó su decidida ruptura con la teología liberal. Él había llegado a comprender que el Reino de Dios no era un rama religiosa del socialismo, conseguido por las proezas, por las hazañas humanas, sino un nuevo comienzo radical iniciado por Dios. En efecto, la sólida base que él levantaba o sugería en contra era “la santidad de Dios” esto es, “la absoluta y única existencia, poder y principio de Dios”. Simultáneamente percibió la profundidad del pecado y de la culpa humana. Tituló la exposición de Romanos 1:18s (donde Pablo expuso la depravación de los gentiles)...”La Noche”; y escribió acerca del vrs. 18: “Nuestra relación con Dios es impía, no-santa...Asumimos que somos capaces de arreglar nuestra relación con EL...como arreglamos otras relaciones...Aparentamos como si fuésemos sus compañeros, sus patrones, sus consejeros o sus comisionados...En esto consiste nuestra impía relación con Dios”.
Barth confesaba que escribía “con un sentido gozoso de descubrimiento...” Porque, él agregaba...”la poderosa voz de Pablo era nueva para mí: y si para mí, sin duda para muchos otros, también”. Pero su énfasis sin compromiso en la absoluta dependencia de los pecadores en la soberanía y la gracia salvadora de Dios en Cristo Jesús creó lo que Sir Edwin Hoskins (su traductor Inglés) describía como un “barullo y conmoción”. O, como el teólogo católico-romano Karl Adam lo escribió, usando una apropiada ingeniería de tiempo de guerra, el comentario de Barth, goteaba, caía...” como una bomba en el terreno teológico”.
F.F.Bruce, quién dirigió su atención – más brevemente que yo – a la influencia de Romanos sobre cuatro de estos cinco hombres, sabiamente agregó que su impacto no ha estado confinado a tales gigantes, ya que, “ hombres y mujeres muy comunes, corrientes, han sido afectados por ello también”.
En verdad, “ no se puede predecir lo que puede suceder cuando la gente comienza a estudiar la Carta de Romanos. Así que, dejemos que aquellos que han leído, estén preparados para las consecuencias de, más que leer; ustedes han sido avisados”.
Preguntas del Contenido de la Lección:
Complete los espacios basándose en el texto: La Carta a los Romanos es considerada la más _______, la más ______ y la más _________. Declaración del Evangelio en el Nuevo Testamento.
¿Cómo llamó Lutero a esta Carta a los Romanos?
¿Quién escribió de Romanos: “Si hemos logrado un entendimiento verdadero de Romanos, tenemos una puerta abierta a los tesoros más profundos de la Escritura”.
Esto lo expresó:_______________________
Nombre a los Líderes de la Iglesia Cristiana que han testificado del impacto que les
produjo la Carta a los Romanos en sus vidas:
5. Describa en pocas palabras la experiencia de Agustín de Hippona
¿Qué quería conseguir Martín Lutero al internarse como monje?:
Dios nos sorprende con su accionar: ¿Qué le pasó a Juan Wesley cuando fue de
“muy mala gana” a una reunión con los Moravos el día 24 de Mayo de l738;
Resúmalo con sus palabras y no deje de mencionar ‘la frase clave’ de su experiencia
Felicitaciones por lo logrado…siga adelante…firme y adelante. ¡Felicitaciones!

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